En el corazón de Salento, en Apulia, se encuentra un imponente castillo, a sólo unos 30 minutos en coche de Lecce. El castillo se construyó en el siglo XIV y se convirtió en un castillo renacentista durante el reinado angevino. Aunque el castillo lleva casi 50 años vacío y sin uso, está extraordinariamente bien conservado. Por supuesto, se requieren grandes inversiones para devolver la vida a este monumento emblemático.
Para llegar al castillo, un camino conduce desde el centro del pueblo a través del antiguo foso (ahora un jardín) directamente a la puerta principal del castillo. Parte del camino forma parte del recinto. Nada más cruzar la puerta, uno se siente transportado atrás en el tiempo. Desde el gran patio se accede a las caballerizas, los almacenes y la zona de estar de los sirvientes.
A través del portal representativo se accede a la zona principal, la residencia de los terratenientes, con un total de 51 habitaciones de diversos tamaños. Muchas habitaciones tienen techos y decoraciones notables que datan de alrededor de 1900, cuando la familia aún vivía en el castillo. En la primera planta hay una terraza muy amplia con vistas a la plaza principal del pueblo, con sus cafés, restaurantes e iglesia, desde la que se puede sentir como el "rey del pueblo".
El castillo también incluye una capilla privada dedicada a San Francisco de Asís. El jardín rodea el antiguo foso y ocupa una superficie de unos 4.500 metros cuadrados. Numerosas especies vegetales autóctonas le confieren un encanto especial y lo hacen muy agradable para pasar el tiempo, sobre todo en los calurosos días de verano.
Con el Castello Angioino se tiene la oportunidad de adquirir un auténtico pedazo de historia italiana. El pueblo de Parabita no está invadido por los turistas, pero es aún más encantador gracias a sus habitantes extrovertidos y hospitalarios.
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